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St. Vincent: El legado del gigante
A tres años de distancia de su fabuloso “Strange Mercy”, Annie Clark, mejor conocida como St. Vincent, regresa con su cuarto material discográfico, al cual ha decidido bautizar simple y sencillamente “St. Vincent” y que resulta ser un trabajo sumamente interesante en el que la señorita Clark demuestra una vez más que es uno de los músicos más talentosos de la última década.
Lo primero que sobresale en este álbum homónimo es el refinamiento que el sonido de su música ha adquirido a través de los años, el cual no ha sido obstáculo para que esos sucios y agresivos riffs de guitarra tan característicos de Annie sigan brillando de manera excelsa; probablemente el ejemplo más claro de esto que comento sea la tercia de temas que abren este cuarto opus de la cantante originaria de Dallas, los cuales resultan ser distintos a lo acostumbrado hasta ahora por parte de esta cantante.
“Rattlesnake” es el tema que abre el disco al ritmo de sintetizadores densos que se acoplan de muy buena manera con el acostumbrado tono de voz de St. Vincent que sirve como antesala para el primer sencillo de este disco, la poderosa “Birth in Reverse”, un corte donde la guitarra de Annie resuena con enjundia y alegría, al tiempo que la batería sigue un ritmo galopante y rebosante de energía, todo esto para luego desembocar en el primer corte semilento del álbum, la estupenda “Prince Johnny”. El tercer corte de este disco es uno de esos temas en los que la calidad interpretativa de St. Vincent toma la batuta de manera firme y soberbia, demostrando que no solo es su manera de tocar el instrumento de las seis cuerdas lo que la distingue del resto de sus contemporáneos, sino que posee un enorme encanto hipnótico que logra transmitir a través de su media voz, un encanto que, al parecer, lejos está de dejarnos de fascinar.
El siguiente tema a destacar en este álbum es “Digital Witness”, una canción en la que podemos ver que, de manera notoria, el trabajo previamente hecho con David Byrne en “Love This Giant” ha dejado un legado importante en la obra de St. Vincent. En este tema podemos escuchar algunas trompetas, una línea de bajo gruesa, grave y muy pegajosa y un tono de voz que es totalmente contrastante con la música, algo que a primera vista podría parecer extraño pero que suena de manera sublime en conjunto. Otro tema que podría servir como claro ejemplo de este legado que el gigante dejó en St. Vincent es “Bring Me Your Loves”, un tema bailarín, frenético y divertido en demasía, un corte en el que la extravagancia de St. Vincent se escucha en plenitud, algo que en su momento David Byrne ha hecho en innumerables ocasiones.
El acto final de “St. Vincent” está compuesto por temas que resultan melódicamente agradables, rivalizando de alguna manera con lo exhibido previamente, aunque esto no rompe en lo absoluto la armonía del álbum. “Psychopath” es el último acelerón de este disco, un acelerón que encamina el álbum a un destino íntimo en el que la sofisticación se apodera de las dos últimas piezas que conforman este disco, la cual termina por convertirse en una dulce paz en la que St. Vincent vuelve a hipnotizarnos con su media voz en “Severed Crossed Fingers”, el onceavo y último tema de este álbum.
“St. Vincent” es un álbum que encanta por ser un trabajo en el que la mezcla de lo experimental y aventurado de St. Vincent logra llegar a un equilibrio con lo melódicamente agradable y hasta cierto punto más sofisticado. Seguimos teniendo ante nuestros ojos a la misma St. Vincent que cantaba acerca de porristas y arcoíris negros, solo que ahora también nos demuestra que esa faceta suya no está peleada con un poco de sofisticación y mejor uso de la melodía. Dichosos somos de ser los testigos digitales del trabajo de esta estupenda cantante que, seguramente, nos tiene preparadas más sorpresas en el futuro.
Por: Frank Ramírez / @Franz_Ramz