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#ArtistToWatch: Rodrigo Martínez y su exploración desde el ambient narrativo

17 Abr
Fotografía por Sebastian Castillo

La exploración representa la cúspide del artista, donde el conjunto de elementos producidos toman forma y color en base a la experimentación creativa. Rodrigo Martínez encarna esa búsqueda de sentido, donde el proceso confluye con la abstracción del talento y la envuelve en términos narrativos. Este proyecto pertenece a una escena ambient en la Ciudad de México que distintos factores han hecho del género un aspecto desatendido por el medio; Pero a pesar de tales circunstancias, el género hoy toma mayor fuerza que nunca para el establecimiento de nuestro país como un nicho de ambient de categoría. Nos sentamos un rato con Rodrigo y platicamos acerca del proceso creativo de un EP que destaca como uno de los indispensables del año.

¿De qué va el proyecto Rodrigo Martínez?

Rodrigo Martínez es una exploración de sampleos rebajados y de experimentación con el sonido digital. Es una exploración de cómo es que la computadora compensa cuando tú estiras mucho un sonido, todos esos pequeños sampleos que estiras tanto que ya no hay (porque son 44,100 sampleos por segundo). Cuando estiras mucho un sonido, la computadora tiene muchas maneras de interpretar eso que no existe. Básicamente de ahí parte todo: agarrar sampleos que me parecen interesantes (soundtracks de películas, sonidos que yo grabo), estirarlo todo y ver cómo suena.

Tras tu proceso de elección de sampleos, ¿te basas más en la manipulación o los dejas respirar a su manera?

Un poco de los dos, es como una conversación con el sampleo. A veces el sampleo genera caminos en decirme por dónde ir: donde se genera algo que me inspira para seguir trabajando. El sampleo me habla y yo le contesto y así es como se llega a un sonido especial.

¿Cuándo sabes que un trabajo está listo para darlo por terminado?

Yo creo que eso es lo más difícil. Hablando con varios músicos de la escena, siempre nos cuestionamos el punto final. Para cualquier proyecto o disciplina del arte, me parece que ponerle punto final está cabrón. No es un examen ni una tarea de la escuela, es algo que requiere de paciencia y tener huevos de decir ya está. Tú tienes que saber dónde parar, porque si te sigues, creo que se pierde un poco el alma y la idea principal de lo que era la obra.

¿Es parte primordial en tu proyecto pensar en el público? ¿Adaptarse a ellos?

Fíjate que trato de no pensar en la gente para no contaminar mi cabeza en qué no le va a gustar a quién. Trato de mantenerlo lo más puro posible, pero sí llega un momento donde eres más subjetivo pensando hacia qué tipo de gente podría llegar: remontándome a amistades, conocidos, etc. Trato de no contaminar mi mente con eso porque a fin de cuentas no existe ninguna obra de arte que le guste a todos en la historia de la humanidad. Siempre va a haber alguien que te diga que no está chido o que está de huevos o que podría estar mejor de otra forma. Lo estoy haciendo por la necesidad de compartir todos estos sonidos que encuentro y que tengo en la cabeza, pero al final sí está dirigido para la gente que le gusta este tipo de música.

Fotografía por Eugenia

¿De dónde provienen estos personajes como Laura? ¿Qué es lo que representan?

Mi trabajo musical siempre ha ido muy ligado al cine, a personajes y a historias. Uno de mis mayores intereses es cuando algo puede ser conceptual y cuando una canción te remonta a una imagen. En mi proyecto alterno (Todavía No Sabemos Nada), escribí un guion para el EP y en base a eso hice la música. Para Rodrigo Martínez me zafe un poco más de eso, pero cada canción representa algo. Por ejemplo, para una canción me imaginé un still de Stalker de Tarkovsky, o Laura que representa este amor al cual uno le falló y puede sufrirlo toda su vida.

¿Qué estás buscando encontrar con tu sonido?

Estoy en la búsqueda de compartir y buscar sonidos nuevos. Jugando con los sampleos llego a cosas que ni yo me imagino, es un trabajo completamente de exploración. En cuanto a estructura, trato de asemejarlo al Krautrock, este pedo de repetición y este sentimiento de edificios que se están construyendo. Este EP lo hice despertándome un día y diciendo ‘en una semana voy a acabar un EP’. Me puse mis audífonos, agarré la computadora y solamente usé el mouse. No usé ningún sintetizador ni controladores. Al final es un trabajo meramente técnico.

¿Cuál es el concepto detrás de tu discurso?

Solamente que esté ligado a lo narrativo y que toda persona que lo escuche pueda imaginar una historia. Yo siento que la música ambiental existe para complementar -como por ejemplo Brian Eno-, no es algo que por lo general la gente se pone a escuchar nada más, lo escuchan haciendo otras cosas y se complementa.

¿De dónde sale la narrativa visual de tu video y por qué la elección de esa canción?

Esta fue mi manera de interpretar la canción. Estuvo pensado como un sencillo porque fue lo más digerible que había dentro de la obra. Esta canción junto el video es como la puerta y la gente decide si quiere entrar o no.

¿En qué otros géneros te gustaría experimentar?

Me gusta mucho el reggaetón. Curiosamente hablando con un cuate que también le gusta el ambient y el reggaetón, la plática nos llevó a pensar en cómo sonaría combinar ambas. He estado intentando encontrar ese sonido, explorarlo y mantener el estilo –el cual considero el tesoro-. No necesariamente estilo Bad Bunny o J Balvin, sino en un ámbito más experimental, encontrar el punto de equilibrio para los que odian el reggaetón digan ¡verga! Me gustaría dejar una marca, crear un género nuevo, hacer un micro subgénero.

¿Qué consejo le dirías a los músicos que te están leyendo?

Que se avienten al vacío, sin miedo. Lo que tienen que hacer es agarrarse de sí mismos, aceptarse, encontrar un estilo y dar el salto. Publiquen sus cosas para después estar todos listos para los putazos, porque de 20 putazos que te caen y una persona que de repente llega y te regala una pintura y te dice ‘esto veo cuando escucho tu música’, eso vale las mil personas que te digan que está culero.

Por Diego Orozco



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