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A 33 años de Music for the Masses de Depeche Mode

28 Sep

El 28 de septiembre del año 1987, Depeche Mode lanzaba el álbum que los consagraría como una de las bandas más influyentes y reverenciadas alrededor del mundo. Siendo Music for the Masses su sexto álbum de estudio en tan solo 7 años, la agrupación finiquitaba aquí su plena transformación estética en un desarrollo musical que equilibraba una experimentación vanguardista con melodías pop de alcances universales. Gracias a esta cumbre de determinación y osadía creativa que vivía cada uno de sus integrantes, Music for the Masses representa el momento donde Depeche Mode por fin conquistaba a las masas con una consecusión en particular: los Estados Unidos.

Depeche Mode había comenzado a redefinir su inconfundible sonido un año antes con Black Celebration, el cual cimentó una paulatina mutación de un absoluto enfoque industrial y electrónico hacia una fórmula con tintes de rock para estadios. Esta nueva dirección representó un completo punto de inflexión a la inocente e ingenua imagen que habían evidenciado en sus inicios, además de confirmar su floreciente madurez y certeza con la que perfeccionaron toda aquella admirable experimentación que ejecutaron en los tiempos de Construction Time Again (1983) y Some Great Reward (1984).

Grabado en Studio Guillaume de Paris y sin la participación directa del productor Daniel Miller -quien había trabajado en sus últimos 5 álbumes-, el proceso de composición consistió en Martin Gore escribiendo la estructura básica de las canciones para que posteriormente Alan Wilder asumiera el rol de arreglar y organizar la música en su totalidad –Dave Gahan y Andrew Fletcher agregarían el significativo toque final-. El uso de sampleos se redujo considerablemente a comparación de trabajos anteriores para destacar -su ahora icónica- experimentación con sintetizadores preponderando hacia un mayor protagonismo de guitarras y baterías, dándole así la consagración a Gore con los elementos necesarios para exponer sus formidables dotes de compositor.

Este ”nuevo” sonido que, en palabras de Gahan, se trataba de un ”metal electrónico”, transcurren en el lapso de 10 canciones diseñadas para maximizarse en el contexto de una presentación en vivo, donde la integración de elementos más orgánicos junto con melodías que conjugarían su obscuridad y accesibilidad característica, enaltecieran todo el poderío sonoro que Depeche Mode perseguía obsesivamente en los últimos años.

Lanzada como sencillo poco después del estreno del álbum, ”Never Let Me Down Again” no nada más representa una inmejorable manera de comenzar un disco, sino que demostraba que Dave Gahan y compañía estaban listos para dominar el mundo a modo y placer. Cada uno de los elementos sonoros confluyen dentro de un espacio colmado de un vigor tan grandilocuente, que las palabras proyectadas por Gahan -con referencia a drogas- no le restan su relevante prestigio. El parteaguas que este track implicó en la carrera de Depeche Mode no nada más figuró en el ámbito musical, sino que el video dirigido por Anton Corbijn confirmaba esta nueva estética visual -con influencias del cine europeo underground– que los hacían destacar por encima de los demás en una generación atestada de videos con puros motivos promocionales.

Contrarrestando la magnitud estratosférica de su apertura, llega una de las mejores ejecuciones de Martin Gore como voz principal en la historia de la agrupación. ‘‘The Things You Said” expone un momento áspero envuelto de una atmósfera penetrante que resalta como una introducción a los motivos sonoros que engloban a un álbum lleno de ambivalencias, donde su contundente declaración de exasperación, nos conducen a un efímero extremo que nos previene a lo que está por venir: ”Strangelove”. Lanzado como primer single -en una versión mucho más anticuada- 5 meses antes del estreno de Music for the Masses, este track contiene todos los componentes del epítome Depeche Mode: atemporal, directa y memorable.

Las influencias vanguardistas que tan explícitamente se dejaban entrever -un año antes, Alan Wilder lanzaba el álbum 1+2 bajo el nombre Recoil, influenciado por artistas minimalistas como Philip Glass-, fueron concebidas en cuatro momentos determinantes para el transcurso del álbum: desde ”Little 15”, que retoma la partitura de Michael Nyman para la película de culto de Peter Greenaway A Zed & Two Noughts, pasando por los sampleos de películas porno sobre sonidos de acordeón en ”I Want You Now”, continuando con una alarma sobre la evolución nuclear en la amenazante ”To Have and to Hold”, y recalando en un perturbador final con cánticos condenatorios en ”Pimpf”.

Contrario a los pasajes con mayor predilección popular que redondearon el álbum mediante el segundo sencillo ”Behind the Wheel” y la eternamente subestimada ”Nothing”, los intervalos de una rotunda y fascinante experimentación sonora demostraban que el título Music for the Masses se trataba más bien de un planteamiento completamente irónico. Desde la concepción de su icónica portada, el artista Martyn Atkins utilizó el concepto de ”propaganda y espacios abiertos” en un entorno atípico para las masas, un lugar desértico donde los altavoces no se adaptaban en lo absoluto al concepto que su título manifiesta. Pero a pesar de ello, Depeche Mode creó un impacto que -hasta entonces- estaba más allá de su alcance: embarcándose en una gira mundial que concluyó un 18 de junio de 1988 ante 70,000 personas en el Pasadena Rose Bowl de California -concierto que fue documentado por el legendario cineasta D. A. Pennebaker en 101-. Depeche Mode había logrado convertirse en una de la bandas más grandes del mundo dentro de sus propios parámetros, demostrando los fundamentos y prototipos estéticos que los distinguirían a comparación de sus contemporáneos hasta hoy en día. La evolución sonora de Gahan y compañía llegarían a su máximo esplendor tres años después con su obra cumbre Violator (1990), pero Music for the Masses representa el momento donde Depeche Mode advirtió lo que estaba por conquistar en una trayectoria que continúa su marcha envuelta en gloria y relevancia: la música para las masas.

Texto por: Diego Orozco



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